Cristales Rotos


Se llaman campanas tubulares porque, de hecho, su sonido es similar al de las grandes campanas de las iglesias.”

Y se activa la agitación violenta.
del sonido del viento.
Y estallan cristales con voces ausentes.
Y con coros ininteligibles.

Como vos…

Y las letras se fueron de las canciones.
Y el espectro del maestro de ceremonias.
anunció “guitarra”, “piano”, “tambor”.
Y el xilófono que está muerto.
Y qué le pasó a las campanas. 

Y vos no llorás…

Y recordás que fue en aquel predio.
Del batallón donde viste la calavera.
De un humano con mandíbula de simio.  
Y era un monstruo y no la revolución.
Y él nunca te dijo la verdad estafador maldito.  
Y el sonido del martillo  una vez intentó quebrarte las falanges.
Y golpeó la campana de hierro con simulacro
de un campanario de una iglesia de quien sabe dónde.
Y te tapó un sonido fuerte y  mentiroso.
Y sonaron gritos desesperados.
De las voces de los cuerpos mutilados.
Y los martillos de hierro suenan y suenan.
E intentás destruir la campana.

Y la doblás y  la retorcés…

Imagino a los animales. Hoy no se animarían a salir de las cuevas.
(No me animo a preguntarte)
Y escondido atrás del escritorio atendés los teléfonos.
Pero nunca estás…
Y contemplás al hada desnuda.
Y  ella entra y se va desvistiendo.
Y la acostás sobre tu alfombra
y la tocás y besás pero sin nombrarla
y te contenés y sudás
y después con tijeras plateadas
le recortás todo el cuerpo
y le cortás el pelo
y le deformás la cara.
Y salís al viento furioso y le hacés gestos.

Hablándole sin definición… 

Yo detesto a la gente que tiene el poder de decir lo que es bueno y es malo, los censores de ideas temblarían de horror ante vos; hombre libre con tu cuerpo al sol…
(Y los cristales se rompieron)

Anna Donner Rybak ©2012

Inspirado en:
Campanas Tubulares – Mike Oldfield.
Las Increíbles Aventuras del Señor Tijeras – Sui Generis.

Principio


Imagino a los animales, al macho consumando la cópula, un cuerpo deshecho en convulsiones con la furia incandescente del Vesubio.

Un cuerpo delineado, una figura ejecutada en líneas claras y oscuras desde el negativo del rollo revelado se me exhibe danzando exultante. Imagino la fuerza biológica que provoca ciertas conductas. Imagino la magnitud física que mide la sensación subjetiva del calor de los cuerpos. La sensación de tocar sin tocar. ¿Será capricho, ambición o pretensión? Imagino al agua impregnada en un cuerpo, la activación de algún sentimiento, pasión o movimiento. Es la agitación de la impaciencia de la fogosidad del ardor del nerviosismo.

¿Será concupiscente pasar la mano por tu piel? Imaginá la elevación de la temperatura de un cuerpo, la sensación que produce el roce, el abrazo.  

Imagino el conjunto de materias fundidas que arrojan los volcanes. Hay oleadas y derrames, salen líquidos espesos al exterior.

Una flor, un canal, el acceso al interior de un espacio. Alguien junta los labios y los separa aspirando lentamente, explorando los rebordes carnosos exteriores bebiendo una sustancia líquida.  Imaginá qué deleite, obediente, rendida y subyugada, empapada por el vaho. Complacida, satisfecha, emocionada.

Hoy tuve fiebre y deliré. Me dispararon con un arma de fuego y estuve adentro de la brasa caliente. Y tuve una fuerte voluntad hacia el conocimiento del disfrute de algo. Del ardor del deseo. Sobreviví al incendio.

Imagino a los animales. El líquido espeso y blanquecino que segregan. Tu exaltación y espasmos perseguidos por una relajación.

Soñé que atravesabas el desierto. La arena te quemaba.  Rozabas algo blando y suave invadido de ansia y anhelo arribabas al grado más elevado. Soñé que pisabas una mina. Grité desesperada para que vieras el botón erigido en la planicie. Como los que sobresalen de los órganos glandulosos de los mamíferos.

Imagino a los animales. Tu incendio, ímpetu, temperatura, lascivia, impudicia. Tu culminación y tus convulsiones.  

¿Será que existen deseos improbables? Desespero la invasión de la memoria de recuerdos que no son, de representaciones de imágenes fantásticas. Alucino la utopía de la ilusión del deseo de ensueño.

Imagino a los animales. Depredadores, consiguen y disfrutan lo que desean.

Anna Donner Rybak © 2012

Renuncia


Oquedades deshabitadas como composiciones que se propagan en colecciones de papel. Bebo de vasos con letras, como de platos con silencios. Soy criada de libros y sierva de canciones. Recuerdos que queman me han  condenado a la hoguera. Perdónenseme los pecados; pago está el tributo por la mercancía de la absolución. Habías proyectado  la contigüidad del sepulcro de nuestros cadáveres. Y te disfrazas de muerto.

Anna Donner Rybak © 2012
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