Transpiración
Desesperación
Impotencia
Grito
Pido
Imploro
Y solo gano
Indiferencia
Piedad
Soy una carga
Se burlan de mí
Mientras yo desespero
Ustedes descubren
Y disfrutan de un enamoramiento.
Por supuesto, ella es joven
Quiera dios
Que nunca sepa
De los infiernos
De la demencia…
Yo no tenía miedo, era otra mujer, como tantas mujeres, una mujer más joven, pero yo también visto de joven, él, al principio, no le daba mucha importancia, yo al principio no decía nada…
Su indiferencia y yo nos hicimos amigas. Sucedió, luego de tanto tiempo compartido, ella y yo. Pero nos llevamos bastante bien.
Indiferencia es casi obvio que llegó para quedarse en Montevideo, la vida en el interior es dura. Me parece bien.
Su indiferencia y yo nos hicimos amigas. Sucedió, luego de tanto tiempo compartido, ella y yo. Pero nos llevamos bastante bien.
Indiferencia es casi obvio que llegó para quedarse en Montevideo, la vida en el interior es dura. Me parece bien.
Todo se mantenía en un precario equilibrio, pero…
Aquel día él (como siempre) fue amable,
Una amabilidad fingida,
Pero amable al fin.
Me quejaba de los valores fingidos,
Hasta este día,
De este mes,
De este año…
Ahora prefiero sus mentiras piadosas.
Sucedió aquello que yo no conocía
Que todas conocen; pero yo no.
Mis lágrimas fueron las detonantes
De su romance.
Al principio yo estaba en control
Le mostré el gráfico de la pared,
Mi vida en líneas horizontales,
-“Son los años”.
Los vaivenes llegaron en mi infancia
Me desesperaron en la pubertad
Se calmaron en mi adolescencia…
Y luego, por un buen tiempo
Estuvieron en coma
En estado vegetativo.
Ser madre, tener una familia,
Ser felices,
Ahuyentó a los vaivenes.
El respondió:
-“Mientras tanto,
Todo lo que me estaba perdiendo
Y ahora estoy recuperando”.
Los Vaivenes se despertaron del coma.
Y comenzaron
El eterno retorno.
Llegaron para quedarse.
Cuanto tuve la espantosa confirmación,
Trabajamos en terapia nuestra relación
Vaivenes y yo.
El nunca quiso,
Sería absurdo el lector lo pensara
Hablo de él.
Me presentaron las anfetaminas
Y establecimos un vínculo
Que es estable y fiel.
“-¡Tu elegiste tu destino!”
Dijo él.
La relación con la mujer avanza.
El está con los ojos bobos
(Igual que cuando estaba conmigo).
Me creía tan omnipotente,
Nunca pensé que me presentaría a
Desprecio
Indiferencia
Hielo.
Pero esto…
Se vuelve incontrolable.
Estoy perdiendo el control.
En medio de la desesperación
La lucidez se me aparece.
-“¿Lo ves? ¡Es el mapa de mi vida!”
-“Estoy viviendo cosas hermosas…”
Respondía, y volvía al dormitorio.
Ambos se mofaban de mí.
Ella comenzó a tomar posesión
Ya no ocultaba su sonrisa burlona
Bufonesca
“Ay pendeja, ojalá nunca conozcas los vaivenes…”
Irremediablemente,
Estaba perdiendo el control,
A pasos agigantados.
Rogué,
Imploré,
Me humillé,
Y ellos cada vez se divertían más
A través de mis vaivenes.
No podía resignarme,
El no era más él,
Era otro él,
Perverso,
Mordaz,
Cruel.
Yo me quejaba de la indiferencia
Pero ahora…
Todos los días
Un poco más,
En medio del descontrol,
En crecimiento exponencial,
Sigo pidiendo.
Ellos más se burlan,
El descontrol me hace gritar
Son contracciones que duelen
Pinchan
Matan
Desesperan.
Ellos sólo ríen
Y en el entretiempo
De sus actos amorosos
Festejan mis vaivenes.
Llegaba el alumbramiento
Mis gritos descontrolados
Contrastaban con su enamoramiento.
Aparecieron los otros
A decirme que no gritara.
Ella se divertía,
Con mis vaivenes descontrolados.
El estaba en otra.
Con otra.
Indiferente,
Sin un dejo de piedad
(Su lástima me hubiera aliviado).
Pero él no quería
Perder un minuto de su paciencia
Siendo amable.
-“¿Qué fui para vos?
¡Por dios!
Si algo signifiqué en tu vida,
¡No podés tener un corazón de hielo!”
-“¡Estoy viviendo todo lo que no pude contigo!
Salimos a la noche,
Hacemos el amor todo el tiempo”.
Es cada día más insoportable
Desesperante
Su romance adolescente
Sus burlas hacia mis vaivenes.
Mientras yo estoy desesperada
Transpirada
Implorando paz
En medio de las contracciones
Ellos ríen, y siguen en lo suyo.
Los vaivenes se vuelven más fuertes,
Se me adhieren como ventosas,
Cada día el viento sopla más fuerte.
Esto es lo que queda de la que fui
De la que soñaba con una madurez tranquila
Con hijos criados
Y festejando sus cincuenta
Con un viaje a Tierra Santa.
Los planes quedaron en el olvido,
Tantas veces dijimos
-“Que bueno ser padres jóvenes
Tenemos montón de tiempo para nosotros
Y aún somos jóvenes.”
Queríamos que nuestros huesos,
Devenidos en polvo
Descansaran juntos,
Si hubiéramos podido,
Nos habríamos hecho un último lecho
De dos plazas.
Pero nos conformamos con camas gemelas.
Tanto nos quisimos,
Que sabiendo del polvo venimos
Y al polvo vamos,
Quisimos los polvos de ambos,
Descansaran juntos.
-“¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!”
-“No lo voy a llamar al celular,
Ya sabe que sos tú”
-“No me importa.”
-“¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!
¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!
¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!
¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!”
-“¡Cállese o le haremos la denuncia!”
-“¡Váyase a la m!”
Los espasmos de mis contracciones,
Ellos ni los escucharon
Seguían entreverados,
Haciendo el amor,
Sin oír nada.
(Ella si oía,
Pero no le avisaba).
Transpiración
Desesperación
Impotencia
Grito
Pido
Imploro
Y solo gano
Indiferencia
Piedad
Soy una carga
Se burlan de mí
Mientras yo desespero
Ustedes descubren
Y disfrutan de un enamoramiento.
Por supuesto, ella es joven
Quiera dios
Que nunca sepa
De los infiernos
De la demencia…
Anna Donner Rybak ©2010